¿Podríamos decir que nos co-semos el trozo de tela del ser que fuimos ayer al trozo que podemos llegar a ser mañana a través de la puntada de accionar, que no reaccionar, en el hoy?
Si como dice Aristóteles partimos de las premisas de que “somos lo que hacemos día a día”, y que “hacemos lo que somos”, podemos inferir que nuestro hacer cambia nuestro ser. Así las cosas, nos jugamos mucho en la acción, pues en el hacer somos y en el ser nos hacemos.
El tratamiento para hacer crecer a lo alto y no a lo ancho a nuestro ser tiene 3 fases:
- reconocerme (autoevaluación)
- hacerme cargo (autoreflexión)
- actuarme (autodeterminación)
Es entonces cuando nuestra escalera en el quinto peldaño encuentra una puerta con un cartel colgado que dice “integración” de todo lo aprendido, y al abrirla aparece una enorme espiral que asciende hacia nuestra mejor versión, esa que nos reconfigura y actualiza, elevándonos hacia la confianza, el compromiso, la co-responsabilidad, el autoliderazgo … la excelencia.
¿ Y qué hay por debajo del primer escalón? Pues una espiral que nos hace caer hacia el abismo, desde donde transitamos la ignorancia, la falta de confianza, de compromiso; nos genera tensión, faltas de respeto, mala calidad, miedos, inseguridades, apatía… Nos va sedando poco a poco …
De modo que cuanta más consciencia vayamos adquiriendo, más vamos entrenando el músculo de la consciencia, lo que nos eleva a vivir con mayúsculas, despiertos, en una vida atenta, valiosa. Y en consecuencia, cuanta menos curiosidad, positividad, cuestionamiento de nuestro ser, más inconsciencia, más ignorancia, más vivimos dormidos, victimizados, terminales… lo que nos lleva a una vida de falta de autoconfianza y de apatía donde se hace lo menos posible para permanecer, para estar y donde acabamos sobreviviendo por pura inercia atados a una vida que en lugar de “vivir” nosotros en voz activa, parece “vivirnos” ella en voz pasiva para sobrevivir plantados cual lechugas … Pues una vida plena es aquella en la que cada año es único, no aquella en la que repetimos el mismo año 30 veces … como el día de la marmota …
¿ Y tú qué eliges vivir o sobrevivir?